LAS NUEVAS MUCHEDUMBRES SOLITARIAS: SOLOS JUNTOS

Es de todos conocido que desde mediados del siglo pasado los procesos de urbanización creciente se generalizaron a lo largo y ancho del Planeta. Y que hoy, a medida que se han ido desarrollando nuevas latitudes del mismo, se resalta que pronto habrá ciudades con poblaciones mucho mayores que las de la mayoría de los países existentes. Al tiempo que se constata que ello no impedirá el malestar social que sienten muchos de los que viven en esos conglomerados poblacionales. Pues sufren su soledad en medio de las multitudes con las que conviven en sus quehaceres diarios.

A ello se suma que, a pesar del acelerado desarrollo de las innovaciones comunicacionales que permiten acceder a múltiples informaciones y comentar y compartir, a través de las nuevas redes sociales, el devenir de lo que ocurre, su soledad se haga más palpable y pesarosa. Hasta el extremo que ello cause problemas de ansiedad, miedo, desesperanza y depresión en muchas de las personas que ven transcurrir sus vivencias al margen de las comunidades en las que se encuentran. Percibiendo, además, que a pesar del ingente caudal de comentarios en busca de un me gusta, ellos se sientan solos en medio de la multitud.

Ante todo ello, y más en los países más avanzados, se buscan remedios para superar tales soledades e incluso se piensa que las iniciativas para paliarlas pueden llegar a tener una relevancia mayor que las encaminadas a lograr una mejor suficiencia económica y de recursos sociales. Aunque para ello sea preciso conseguir que, dentro del aislamiento personal de cada cual, se puedan atisbar procedimientos para recuperar el sentido de pertenencia a una comunidad. Y poder compartir, en convivencia cotidiana, intereses y afectos que sorteen tanto aislamiento vivencial.