CICLO: EL FUTURO DE LA UNIÓN EUROPEA DESPUÉS DE LA COVID-19
Modo de celebración: SEMINARIO WEB
Día: Lunes 14 de diciembre de 2020 Hora: 18:30h
El Capítulo Español del Club de Roma con la colaboración de esglobal se complacen en organizar esta jornada.
Cuando se acaban de escribir estas líneas se ha sabido que en la cena de ayer entre Boris Johnson y la Presidenta de la Comisión Europea tampoco han disipado esas diferencias significativas que pudieron dejar atrás los equipos negociadores. Pero si parece haber desaparecido la preocupación por los vetos húngaros y polacos que hubieran impedido la unanimidad para aprobar el Fondo de Recuperación y Resiliencia. De modo que en el orden del día del Consejo Europeo que empieza hoy se ha evaporado el tener que incluir una tormenta perfecta más, a las que tan asiduas son las reuniones decisivas de la Unión Europea. Y que a la postre se sabe que son inofensivas y se adaptan a aquello de huir de los perfeccionismos inoperantes para poder aplicar los modos funcionalistas del quehacer gerencial comunitario. Que en definitiva significa que tanto si se llega a un acuerdo in extremis, como si lo que ocurre es que se alargan las colas de camiones en Calais y en Dover, lo único seguro es que habrá que seguir negociando.
Y que habrá que hacerlo con un vecino ineludible que hasta hace un año ha estado viviendo en la comunidad, con reticencias siempre visibles y con unos compromisos limitados por su pragmatismo e intereses particulares. A sabiendas, como ya le explicase Churchill a De Gaulle, que ha seguido pensando que, si hubiese que elegir entre Europa y los mares abiertos, siempre preferirían estos. Ahora, cuando se discute sobre en qué puede quedar esa ensoñación del actual premier británico de construir la Gran Bretaña global, solo queda la certeza, tanto si hay acuerdo como si no, que esto no es un final, sino un comienzo, como dijese al suscribir el Acuerdo de Retirada.
Mientras es posible que poco se hable de los planes de contingencia que hayan de instrumentarse. Y menos de lo que han significado los años en que el Reino Unido ha condicionado el caminar de Europa. Olvidando que sin sus reticencias quizás se hubiese avanzado en aquella visión que el propio Churchill expusiera en 1946 y que aventuraba que, si Europa se uniese, compartiendo su herencia común, la felicidad, prosperidad y gloria que disfrutarían sus habitantes no tendría límites. Por lo que para ello confiemos en que vuelvan a querer vivir en esta comunidad y hasta entonces confiemos en cooperar sin recabar excepciones ni condicionar a los vecinos de este lado del Canal.
Se ruega confirmación/inscripción a través del programa que pueden descargar en el siguiente enlace.
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