CHINA Y LA DUALIDAD DE SUS EXPECTATIVAS

Desde sus inicios la Administración Biden ha ido concretando en qué consiste su pretendida apuesta por el multilateralismo. Que busca, primordialmente, cómo allegar alianzas para confrontar con China. Lo que ha quedado, en lo referido a Europa, en invitarla a sumarse a relacionarse lo menos posible con la potencia emergente. Sin reparar en que para algunas de sus economías más relevantes los mercados chinos son un destino imprescindible, aún a sabiendas de que pueden llegar a ser competidores sistémicos.

En esta línea el reciente acuerdo AUKUS y la reactivación del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad) cobran un significado que va más allá de la mera pretensión militar, pues plantean fórmulas de cooperación que parecen querer ir más allá de los macroproyectos de infraestructuras asociados a la actualización de la Ruta de la Seda. Y que se están formulando en un momento en que las dificultades del sector inmobiliario chino están poniendo en cuestión el modelo de circulación dual previsto en el Plan Quinquenal, para que el mercado interior y exterior se reforzasen armónicamente. Lo que permitiría ir dejando atrás la imagen de la gran fábrica del mundo para empezar a ser el líder global de la innovación de las nuevas economías digitales y sus aplicaciones.

Liderazgo que debería permitir, además, el poder disponer de recursos que faciliten esa prosperidad común con que el actual primer mandatario piensa en emprender su tercer mandato. El problema es que no es sencillo gestionar ágil y eficazmente la complejidad de tanto desarrollo tecnológico, tanto cambio incesante y tanta interdependencia entre los temas propios de la nueva globalización y las exigencias de calidad de vida de los propios chinos. Y menos cuando estos ven cómo se agolpan, sorpresivamente y a la vez, los fiascos inmobiliarios, las limitaciones a los videojuegos y las criptomonedas o el delicado sometimiento de los grandes emporios tecnológicos. En un momento donde los nuevos aires de las globalizaciones regionalizadas parecen aconsejar a otros acercar fábricas y acortar sus cadenas de suministros.