En la primera sesión del eje temático Qué aprender en un mundo complejo y en cambio, del ciclo La educación en la encrucijada, los ponentes convocados para tal ocasión abordaron la cuestión de cual debiera ser el bagaje que es preciso que el sistema educativo facilite a los estudiantes de nuestros días, en lo que se refiere a conocimientos y actitudes, para contribuir a que se formen como personas autónomas y responsables.
En esta segunda sesión de dicho eje temático se trata de dar continuidad a lo debatido en la anterior, poniendo sobre la mesa cómo debiera ser la respuesta que se dé a esa pregunta. Es decir, cómo se define el objetivo que persigue la educación formal y como ello condiciona el currículo. Pues no sólo la extensión y profundidad de los contenidos que este debería incluir va a determinar su pertinencia. Ya que en la misma también incidirán todas las preguntas que caben hacerse, como serían, entre otras, ¿Qué implicaciones tiene adoptar un enfoque competencial?; ¿Qué competencias son las que se pretende desarrollar de manera prioritaria?; ¿Qué cambios en los procesos de enseñanza y aprendizaje implica este enfoque?, ¿Cómo afecta a los lugares, los tiempos y los espacios de la educación?
En definitiva, se trata de reflexionar sobre qué pedagogías y metodologías son las más adecuadas para formar a las personas de nuestro tiempo y cómo hacerlo de manera más eficiente, dinámica y adaptativa al compás de los cambios sociales y avances científico-técnicos que se viven.