POBREZA Y GÉNERO: LA DESIGUALDAD MULTIPLICADA

El ciclo Pobreza, Vulnerabilidad y Desarrollo Humano, que se iniciase el pasado 15 de septiembre, se ha configurado de forma que en sus primeras sesiones se abordasen el estado de la pobreza en España y en el mundo y el papel que juegan las políticas públicas y la acción de las entidades sociales en pos de su erradicación. Para que, a continuación, se pueda analizar cómo incide la desigualdad y la precariedad en las personas y en determinados colectivos sociales. Para que luego el ciclo aborde, en las sesiones del próximo año, las nuevas expectativas del Estado del Bienestar, los estudios e investigaciones sobre la pobreza y cómo esta condiciona el desarrollo humano. O como se requerirán nuevos modelos de cooperación internacional y nuevas políticas públicas y acciones sociales que aseguren la configuración de sociedades decentes, inclusivas y no discriminatorias.

Consecuentemente con lo anterior las sesiones a desarrollar en lo que resta de año van a tratar de cómo incide la pobreza en las mujeres, en la infancia y en los sistemas educativos, en los jóvenes y en sociedades que venturosamente tienen unas esperanzas de vida cada vez mayores.

De ahí que la primera sesión relativa a cómo incide la pobreza en determinados colectivos sociales, tiene que dedicarse a como incide la precariedad y la desigualdad en las mujeres. Pues el género es uno de los factores más determinantes para la desigualdad. Que condiciona todos los ámbitos de la vida de las mujeres y que se perciben tanto en los mercados laborales como en las esferas más privadas y emocionales. Y que limitan sensiblemente el acceso a los recursos materiales o para una vida digna, o condicionan cómo se tratan, o se difuminan, las consecuencias de esas relevantes desigualdades en los medios de comunicación o en las propias sociedades.

Tales desigualdades se manifiestan, así, en las oportunidades, participación y retribuciones de los mercados de trabajo, pero también en los ámbitos institucionales. Por lo que es preciso que el tema de la desigualdad derivada del género sea abordado como una de las claves determinantes para impulsar, de manera efectiva y sin discriminaciones, los procesos de cohesión social y la inclusión generalizada.