LOS NUEVOS PARADIGMAS

En menos de una década más del 25% de la población en España tendrá más de 65 años, con una esperanza de vida de aproximadamente 83, 47 años para los hombres y de 88,07 años para las mujeres. Además de extenderse el tiempo de vida de una manera jamás imaginada por nuestros antepasados -cuando la esperanza de vida a comienzos del siglo XX apenas rozaba los cuarenta años- está transformándose el propio ciclo vital. La vejez ya no es exclusivamente esa etapa caracterizada por el declive y las pérdidas, que las hay; sino también por ser un periodo de desarrollo y crecimiento personal. Las personas mayores hace mucho que dejaron de ser ese grupo uniforme y gris, para convertirse es un colectivo diverso y heterogéneo, con muchas diferencias interindividuales y una enorme capacidad intraindividual.

En esta sesión, que inicia el eje temático dedicado a las nuevas expectativas vitales que se atisban y se empiezan ya a concretar, es obligado hablar de si los modelos de vejez (paradigma del envejecimiento activo, por ejemplo) encajan con esta nueva vejez a desarrollar o necesitan ser revisados; si es suficiente con una mirada de la vejez centrada en la actividad o será preciso implementar modelos que aborden el sentido y el significado de la vida en la vejez. Por eso resulta necesario debatir sobre la oportunidad que supone idear un nuevo concepto de bienestar, o propiciar nuevas maneras de participación ciudadana que sean independientes de seguir o no en los mercados laborales.

Y es que si hasta ahora, cuando las esperanzas de vida superaban en muy poco la presencia en dichos mercados laborales, la vejez quedaba asociada al declive de la participación social. Mientras que hoy, por el contrario, es preciso facilitarla. Y hacerlo de las múltiples maneras que se apuntaban en el Informe al Club de Roma El dilema del empleo, de 1998 y ya aludido en la presentación de este ciclo. Con lo que ello supone para el desarrollo humano, el enriquecimiento social y la calidad de vida de todos.