MEMORIA 2020 EN FORMATO DIGITAL
NUEVOS RETOS PARA EL DESARROLLO HUMANO La irrupción de la enfermedad del coronavirus ha transformado radicalmente y a gran velocidad la vida social, económica e institucional previa a la pandemia. De este modo, los temas de interés y los proyectos que habían vertebrado los años precedentes desaparecieron casi por ensalmo, quedando orillados por la emergencia sanitaria. La preocupación por el cambio climático, que cobra más fuerza a diario, o las oportunidades y riesgos de la creciente digitalización de todos los ámbitos se vieron eclipsadas por la búsqueda acelerada de soluciones biomédicas y clínicas para parar el SARSCoV2. También, por el desarrollo de experiencias que permitiesen trasladar al mundo virtual los más variados procesos productivos profesionales y comerciales, así como de la esfera privada. Estas innovaciones apresuradas, que pretendían recuperar, dentro de las restricciones sociosanitarias ineludibles, las actividades previas a la pandemia han anticipado la sociedad futura. Con su generalización han abierto las puertas a nuevas configuraciones de negocios, así como a nuevas pautas de consumo, de aprendizaje y de entretenimiento. Todo ello ha propiciado los análisis Un mundo que, sin embargo, sigue siendo muy desigual y, aparentemente, sobre cómo se han acelerado algunas transformaciones que ya estaban latentes. O cómo, ante la transformación obligada de sectores que vertebraban la vida económica anterior, es preciso ingeniar nuevas vías económicas, empresariales e institucionales para estar en el mundo. Un mundo que, sin embargo, sigue siendo muy desigual y, aparentemente, poco proclive a dejar de serlo. Incluso a sabiendas que para preservar la salud global resulta obligado intensificar la solidaridad y expandir los avances médicos. Especialmente ahora, cuando cabría concretarlos en la dispensación masiva y universal de vacunas, para que la seguridad y el bienestar lleguen a todas las latitudes. Desde esta perspectiva se aprecia, además, cómo los avances científicotécnicos están acercando el futuro mucho más rápidamente de lo imaginable. Esto obliga a repensar las formas de vida conocidas, pues empieza a ser una certeza que la vida ya nunca volverá a ser la misma de antes. Sobre todo, si se generalizan algunos avances y estos se difunden de forma exponencial. Las incertidumbres que definen nuestro tiempo, y que no todas las sociedades tienen los mismos medios para afrontar, nos obligan a pensar mirando más allá de las fronteras locales, como propusiera el Club de Roma hace medio siglo. Del mismo modo que, ahora, con la continuidad de sus debates actualizados para adecuarlos a los retos presentes, quiere seguir contribuyendo al desarrollo humano. Nuestra voluntad es que la Humanidad pueda ser cada día más dueña de su destino, empoderándola para hacer frente a situaciones tan crí ticas como las que hemos vivido en los últimos meses. Con esta predisposición, el Capítulo y la Oficina del Club de Roma en Barcelona tuvieron que replantear sus actividades cuando estas no podían ser presenciales. Las retomó gracias al uso de las plataformas telemáticas que se han generalizado. Esto, que al principio se presintió como algo limitador, ha permitido acrecentar sustantivamente el número de participantes y contar con ponentes que intervenían desde las localizaciones más variadas. Al tiempo que ha permitido compartir actividades entre el Capítulo, sus Grupos Territoriales y la Oficina del Club de Roma en Barcelona como nunca se había hecho hasta ahora. Los efectos de la pandemia han obligado, además, a reestructurar los programas iniciados, de manera que se hiciese patente el impacto de la nueva realidad. Entre las propuestas realizadas cabría mencionar las relativas a los aprendizajes preliminares derivados de la COVID19, o a las del futuro después de la pandemia, así como las del ciclo sobre las industrias de la vida en esta crisis sociosanitaria global. Asimismo, los ciclos dedicados a los apuntes geopolíticos en el 2020 o al futuro de la UE también se desarrollaron atendiendo a las circunstancias en que se desenvolvieron las relaciones internacionales en el pasado año. Para acabar analizando cómo había incidido la pandemia en los retrocesos que se han dejado sentir en el desarrollo humano. Junto con estas sesiones se instrumentaron otras dedicadas a la economía social de mercado, a la polarización y diálogo que se aprecia y se articula en algunas sociedades avanzadas, o a las perspectivas interculturales que se viven al hilo de la conectividad y las múltiples influencias globales. Finalmente cabe resaltar también un ciclo sobre la sociedad del cuidado y que en los Grupos Territoriales se habló de las nuevas transiciones climática y digital, de algunos de los ODS’s, de las implicaciones bioéticas y de las esperanzas de las economías sostenibles. A todo ello se sumaron otras sesiones sobre las consecuencias sociales del uso de las posverdades, sobre la contaminación del aire en las ciudades o sobre los 75 años de las Naciones Unidas, por mencionar algunas a título de ejemplo. Con todas estas actividades se han afianzado, un año más, los debates iniciados en los albores del Club de Roma sobre el desarrollo humano y la búsqueda de la gobernabilidad para encarar los asuntos más críticos a los que se enfrentan el género humano y la vida sobre el planeta. Gobernabilidades y maneras de gestión con las que se trata de sortear exitosamente la creciente complejidad que nos rodea. Porque, ante la imprevisibilidad inherente al futuro, necesitamos acrecentar los debates exploratorios sobre lo que deparará el mañana. Todo este cúmulo de debates ha sido posible gracias a las aportaciones de los miembros del Capítulo y de sus Socios Institucionales, así como al apoyo desinteresado de otras entidades que han querido colaborar con estas iniciativas. Han contado, además y de forma decisiva, con las ideas de los ponentes y participantes para que el Capítulo y la Oficina del Club de Roma en Barcelona, en línea con los objetivos permanentes del Club de Roma, se hayan interesado por la búsqueda de propuestas plausibles que permitan entrever tanto las encrucijadas que puedan presentarse como los posibles caminos a escoger. En medio de esa búsqueda de expectativas desde la que mirar al futuro, y con la esperanza de contribuir a vislumbrar los retos y las soluciones más convenientes e inmediatas, es como queremos seguir actuando desde el Capítulo y la Oficina del Club de Roma en Barcelona. Nuestro propósito, junto con otras personas y entidades con las que compartimos ilusiones y esperanzas, es acrecentar el predicamento y la dignidad de la familia humana en un mundo que hemos de hacer sostenible si se quiere preservar la vida sobre el Planeta Azul. Isidro Fainé Presidente del Capítulo Español del Club de Roma Junio de 2021
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