UN NUEVO ORDEN GLOBAL
ORIENTADO HACIA LA EQUIDAD

Vivimos en un mundo cada vez más complejo. Hace solo unos meses parecía impensable el desarrollo de un conflicto bélico tan cruento, tan cerca de nuestras fronteras. El desorden geoestratégico, económico y energético que está generando la invasión enlaza, además, con la crisis sociosanitaria que vivimos desde la aparición de la COVID­19, y de la que aún nos estamos recuperando.

Son tiempos de incertidumbres. Así, a las que se derivan de la emergencia climática, que sigue agudizándose, o a la necesidad de adaptarnos a la inaplazable transición digital, hemos de sumar las que han aflorado de manera imprevista como consecuencia de la invasión de Ucrania y de la emergencia sanitaria. Todo ello cristalizando en nuevas brechas, en nuevas desigualdades, que se retroalimentan provocando más desajustes.

Tensiones inesperadas que se plasman en dificultades en las cadenas de suministro, en la evolución alcista de los precios de las materias primas y en una ralentización inoportuna para la recuperación de la maltrecha situación económica provocada por la pandemia.

A esas preocupaciones, se añaden hoy la urgencia por asegurar los recursos energéticos imprescindibles para el mantenimiento de los procesos productivos y de nuestras propias condiciones de vida. Y, también, las del abastecimiento de aquellos minerales críticos para el cumplimiento de la transición energética o para la configuración de los dispositivos sobre los que se soporta el vertiginoso proceso de digitalización. Nunca en la historia de la Humanidad se ha dado una acumulación de tecnología como la de nuestro tiempo. Una acumulación que, sin duda, deberíamos poner al servicio de una mayor justicia social.

Los medios de comunicación glosan a diario los grandes interrogantes de nuestros tiempos, analizando, especialmente, sus consecuencias en la calidad de vida de las sociedades avanzadas. Su repercusión en los países menos desarrollados del Planeta, en la salud y en la dignidad de las poblaciones de las áreas geográficas más vulnerables, precisamente las más expuestas, son a menudo relegadas u olvidadas.

Isidro Fainé
Presidente del Capítulo Español del Club de Roma
Junio de 2022